Punto de partida: El juego y los niños
Proposición: La importancia del juego en el desarrollo de los niños.
Demostración
Como todos sabemos, la vida, en la actualidad, está sometida a muchas presiones: sociales, familiares, religiosas, económicas…
La importancia del crecimiento de los niños (que es fundamental para tener una adultez feliz) se ve afectada desde muy temprana edad, por las exigencias extraescolares que suelen quitarles mucho tiempo para compartir con sus compañeros. Suelen ir a clases de natación, inglés, música, catequesis, etc. que son muy necesarias, pero lo mantienen todo el día ocupado, sin ratos libres.
Todo esto hace que no tengan tiempo suficiente para jugar con sus amigos, libremente, según su propia imaginación; por lo tanto, se van aislando, situación que se agrava con el acceso a juegos on-line, los juegos electrónicos, (la PlayStation) con los que se entretienen muchas horas por día, en lugar de hacer deporte al aire libre, por ejemplo.
Compartir un partido de tenis, de fútbol, salir a remar, o a correr, participar de torneos intercolegiales y de distintas competencias los acostumbra a formar equipos a ayudarse mutuamente, a aprender a ganar y a perder.
Es sabido y está demostrado que la naturaleza del niño tiende siempre al juego. Cuando este falta, se aburren, no están contentos y no tienen ganas de hacer cosas distintas. La computadora los atrapa, los aísla, los deja en soledad.: pasan muchas horas chateando, sentados, inactivos, con lo cual además tienden a aumentar de peso, que es uno de los problemas que sufren los hombres actualmente. Lo opuesto a esto lo da el juego.
Isaac Assimov en "Cómo se divertían" plantea la nostalgia que siente la protagonista al pensar en tiempos muy lejanos, cuando los chicos jugaban en la escuela y compartían estudios, maestros y actividades. Ella se enfrenta siempre a la fría computadora.
Por eso, crear situaciones de juego es fundamental, para integrarlos, sobre todo a aquellos que son tímidos, por ejemplo, con las actividades que los hacen entrar en contacto físico, como el juego de la silla y el de la lona.
Butler, en su libro Principios y métodos de recreación para los niños afirma que "con el juego los niños expresan sus ideas, sus deseos, comienzan a practicar para su vida de adulto y se preparan para el futuro, como, por ejemplo, cuando las niñas juegan a ser madres, y los chicos, a ser futbolistas, bomberos, policías o astronautas".
El juego grupal hace que interactúen, se conozcan, se respeten, aprendan valores, reconozcan las virtudes y defectos de los otros y los propios; el juego los estimula a superarse y aprenden por medio de él a veces serán líderes positivos o negativos, otras, chivos expiatorios, otras simples colaboradores. Y esto los fortalece.
Por eso y como conclusión, el niño debe tener tiempo para jugar, para compartir con su familia y sobre todo, jugar con sus compañeros. La escuela puede ayudarlos realizando actividades al aire libre, campamentos, guitarreadas...
Debemos evitar llenarlos de actividades que los cansan y permitirles que disfruten y se integren libremente.
martes, 23 de noviembre de 2010
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Mi vixja máquina dx xscribir
Aunqux xl txclado dx mi máquina xs un modxlo vixjo, funciona muy bixn –xxcxpto por una txcla. Ustxd podría pxnsar qux con todas las otras funcionando corrxctamxntx, una txcla qux no funciona podría apxnas sxr notada; pxro sólo una fuxra dxl lugar puxdx arruinar xl xsfuxrzo dx las dxmás. Ustxd podría dxcirsx a sí mismo: Buxno, yo soy sólo una pxrsona. Nadix sx dará cuxnta si no doy lo mxjor dx mí. La próxima vxz qux Ustxd pixnsx qux no xs importantx, o qux lo qux ustxd haga no va a sxr notado por nadix rxcuxrdx mi vixjo txclado.Ustxd xs una pxrsona clavx.
lunes, 8 de noviembre de 2010
una flor roja con un tallo verde
Una vez un niño pequeño fue a la escuela. La escuela era grande, pero cuando el niño vio que podía ir caminando hasta su clase desde la puerta de entrada, se puso feliz y no le pareció tan grande como al principio.
Una mañana, cuando hacía poco que estaba en la escuela, la maestra dijo: -Hoy vamos a hacer un dibujo.
-Bien- pensó él, porque le gustaba mucho dibujar. Podía dibujar leones, tigres, gallinas, vacas, trenes y barcos. Entonces, tomo su caja de lápices y comenzó a dibujar.
-Esperen! – dijo la maestra – No es hora comenzar! Y el espero a que todos estuviesen listos.
-Ahora vamos a dibujar flores – dijo la maestra.
El niño entusiasmado comenzó a hacer bonitas flores con lápiz rojo, naranja y azul.
-Esperen! Yo les mostrare como se hace. Se hace así! – dijo la maestra- ahora pueden comenzar!.
El niño miro la flor de la maestra y luego miro la suya. La verdad es que le gustaba más su flor pero no se lo dijo a nadie. Simplemente guardo su papel e hizo una como la de la maestra. Era roja con el tallo verde.
Así, el niño aprendió a esperar, y a observar y hacer las cosas como la maestra. El ya no hacia las cosas por sí mismo.
Entonces sucedió que el niño y su familia se mudaron a otra ciudad y el niño tuvo que ir a otra escuela. Esta, era mucho más grande que la primera. Para llegar a su sala tenía que subir la escalera y caminar por un corredor.
El primer día de clases, la nueva maestra dijo: - Hoy vamos a dibujar!
El niño espero a la maestra para que le dijera como hacerlo, pero ella no dijo nada.
Después de un rato la maestra se le acerco y le pregunto: - ¿No quieres dibujar?
-Si- dijo el niño- pero, ¿Qué vamos a hacer?
-Yo no lo sé hasta que tu no lo hagas- dijo la maestro.
-¿Cómo lo hago? – pregunto el niño.
-Como tú quieras - dijo ella.
-¿Y de cualquier color? – pregunto él.
-De cualquiera- respondió ella – Si todos hicieran el mismo dibujo y usaran los mismos colores, ¿cómo podría saber yo quien hizo que y cual es de quien?
-No se- dijo el niño. Y comenzó a dibujar una flor roja con un tallo verde
Helen buckley
gracias a : http://www.nuestraotredad.blogspot.com/
miércoles, 3 de noviembre de 2010
viernes, 29 de octubre de 2010
Cláusula III
Soy un Adán que sueña con el paraíso, pero siempre me despierto con las costillas intactas.
(Juan José Arreola)
jueves, 28 de octubre de 2010
El globo
Mientras subía y subía, el globo lloraba al ver que se le escapaba el niño.
(Miguel Saiz Álvarez)
(Miguel Saiz Álvarez)
lunes, 25 de octubre de 2010
Despertar.
Despertó cansado, como todos los días. Se sentía como si un tren le hubiese pasado por encima. Abrió un ojo y no vio nada. Abrió el otro y vio las vías.
(Norberto Costa)
Te compro una hora
El niño tenía once años. El niño era estudioso, normal y cariñoso con sus padres. Pero el niño le daba vueltas a algo en la cabeza. Su padre trabajaba mucho, lo ganaba bien y estaba todo el día en sus negocios. El hijo le admiraba porque "tenía un buen puesto".
Cierto día el niño esperó a su padre, sin dormirse, y cuando llegó a casa, le llamó desde la cama:
– Papá –le dijo- ¿cuánto ganas cada hora?.
– Hijo, no sé, bastante. Pon, si quieres, dos mil pesetas. ¿Por qué?
– Quería saberlo.
– Bueno, duerme.
Al día siguiente, el niño comenzó a pedir dinero a su mamá, a sus tíos, a sus abuelos. En una semana tenía mil quinientas pesetas. Y al regresar otro día, de noche, su padre, le volvió a llamar el niño:
– Papá, dame quinientas pesetas que me hacen falta para una cosa muy importante...
– ¿Muy importante, muy importante? Tómalas y duerme.
– No, papá, espera. Mira. Tengo dos mil pesetas. Tómalas. ¡Te compro una hora! Tengo ganas de estar contigo. De hablar contigo. A veces me siento muy solo. Y tengo envidia de otros chicos que hablan con su padre...
El padre le abrazó.
Fermín de Mieza
Cierto día el niño esperó a su padre, sin dormirse, y cuando llegó a casa, le llamó desde la cama:
– Papá –le dijo- ¿cuánto ganas cada hora?.
– Hijo, no sé, bastante. Pon, si quieres, dos mil pesetas. ¿Por qué?
– Quería saberlo.
– Bueno, duerme.
Al día siguiente, el niño comenzó a pedir dinero a su mamá, a sus tíos, a sus abuelos. En una semana tenía mil quinientas pesetas. Y al regresar otro día, de noche, su padre, le volvió a llamar el niño:
– Papá, dame quinientas pesetas que me hacen falta para una cosa muy importante...
– ¿Muy importante, muy importante? Tómalas y duerme.
– No, papá, espera. Mira. Tengo dos mil pesetas. Tómalas. ¡Te compro una hora! Tengo ganas de estar contigo. De hablar contigo. A veces me siento muy solo. Y tengo envidia de otros chicos que hablan con su padre...
El padre le abrazó.
Fermín de Mieza
La vasija con rajaduras
Cuenta la leyenda india que un hombre transportaba agua todos los días a su aldea usando dos grandes vasijas, sujetas en las extremidades de un pedazo de madera que colocaba atravesado sobre sus espaldas.
Una de las vasijas era más vieja que la otra, y tenía pequeñas rajaduras; cada vez que el hombre recorría el camino hasta su casa, la mitad del agua se perdía.
Durante dos años el hombre hizo el mismo trayecto. La vasija más joven estaba siempre muy orgullosa de su desempeño, y tenía la seguridad de que estaba a la altura de la misión para la cual había sido creada, mientras que la otra se moría de vergüenza por cumplir apenas la mitad de su tarea, aun sabiendo que aquellas rajaduras eran el fruto de mucho tiempo de trabajo.
Estaba tan avergonzada que un día, mientras el hombre se preparaba para sacar agua del pozo, decidió hablar con él:
-Quiero pedirte disculpas ya que, debido a mi largo uso, sólo consigues entregar la mitad de mi carga, y saciar la mitad de la sed que espera en tu casa.
El hombre sonrió y le dijo:
-Cuando regresemos, por favor observa cuidadosamente el camino.
Así lo hizo. Y la vasija notó que, por el lado donde ella iba, crecían muchas flores y plantas.
-¿Ves como la naturaleza es más bella en el lado que tú recorres? –comentó el hombre-. Siempre supe que tú tenías rajaduras, y resolví aprovechar este hecho. Sembré hortalizas, flores y legumbres, y tú las has regado siempre. Ya recogí muchas rosas para adornar mi casa, alimenté a mis hijos con lechuga, col y cebollas. Si tú no fueras como eres, ¿cómo podría haberlo hecho?
"Todos nosotros, en algún momento, envejecemos y pasamos a tener otras cualidades. Es siempre posible aprovechar cada una de estas nuevas cualidades para obtener un buen resultado".
pablo cohelo
Una de las vasijas era más vieja que la otra, y tenía pequeñas rajaduras; cada vez que el hombre recorría el camino hasta su casa, la mitad del agua se perdía.
Durante dos años el hombre hizo el mismo trayecto. La vasija más joven estaba siempre muy orgullosa de su desempeño, y tenía la seguridad de que estaba a la altura de la misión para la cual había sido creada, mientras que la otra se moría de vergüenza por cumplir apenas la mitad de su tarea, aun sabiendo que aquellas rajaduras eran el fruto de mucho tiempo de trabajo.
Estaba tan avergonzada que un día, mientras el hombre se preparaba para sacar agua del pozo, decidió hablar con él:
-Quiero pedirte disculpas ya que, debido a mi largo uso, sólo consigues entregar la mitad de mi carga, y saciar la mitad de la sed que espera en tu casa.
El hombre sonrió y le dijo:
-Cuando regresemos, por favor observa cuidadosamente el camino.
Así lo hizo. Y la vasija notó que, por el lado donde ella iba, crecían muchas flores y plantas.
-¿Ves como la naturaleza es más bella en el lado que tú recorres? –comentó el hombre-. Siempre supe que tú tenías rajaduras, y resolví aprovechar este hecho. Sembré hortalizas, flores y legumbres, y tú las has regado siempre. Ya recogí muchas rosas para adornar mi casa, alimenté a mis hijos con lechuga, col y cebollas. Si tú no fueras como eres, ¿cómo podría haberlo hecho?
"Todos nosotros, en algún momento, envejecemos y pasamos a tener otras cualidades. Es siempre posible aprovechar cada una de estas nuevas cualidades para obtener un buen resultado".
pablo cohelo
Esta es la historia de Juanito, un niño como cualquier otro...

Conforme fue creciendo se vio envuelto en un gran dilema: en primer lugar dejó de sentir que él y su madre eran uno solo, que formaban una misma entidad inseparable y, lentamente fue dándose cuenta de que él y ella formaban 2 entidades separadas y diferenciadas... esto ocurrió de forma gradual por supuesto, no fue de sopetón, sino que sucedió poco a poco, lentamente... Ahí fue conociendo y tomando forma algo que ahora nos parece muy familiar. Dos palabras de inmensa importancia en nuestras vidas: "Yo" y "Tú".
Primeramente Juanito comenzó a llamar "Yo" a su cuerpo, sus brazos, pies, labios, etc. pero lueguito más delante se dio cuenta que sentía muchas cosas, se enojaba, reía, lloraba, sentía placer al comer o defecar, etc, entonces lentamente fue poniéndole "Yo" también a esas sensaciones que vivía por dentro y... más tardecito comenzó a darse cuenta que podía ir a muchos mundos, estar en tantos sitios como quisiera, hacer infinidad de cosas con tan sólo imaginarlas y pensar en ellas y ni tardo ni perezoso llamó "Yo" a esos pensamientos, imaginaciones y sueños que tenía. Ese "Yo" iba creciendo y tornándose más y más complejo a medida que crecía y se relacionaba con su entorno inmediato, en especial con sus padres.
A cierta edad Juanito se vio en un dilema terrible, en una disyuntiva enorme, como si con unas tijeras invisibles hubiesen cortado su cuerpo en dos... Ciertas cosas que gustaba hacer no eran permitidas ni aceptadas: llenarse de lodo, romper los platos, gritar y reír a todo pulmón, correr por la casa. Comenzó a darse cuenta que por algunas cosas que realizaba era premiado y por otras, a veces hasta por las mismas, era castigado... Juanito no entendía porque no podía hacer lo que quería, lo que le daba la gana. Tenia ganas de llorar y su papá le decía: "los niños no lloran" Tenía ganas de gritar o de reír y su mamá de decía: "silencio, tu papá está trabajando" etc... Podría alargar el cuento inmensamente, pero vale decir únicamente que Juanito inmerso en este problema tuvo que escoger entre actuar o hacer unas cosas que no deseaba pero que lo calificaban de "bueno" y entre otras que lo calificaban de "malo". Tuvo que ceder gran parte de su vida en aras de no perder el amor, la aceptación y la valía a los ojos de sus seres amados, aquellos que en ese momento le parecían dioses que todo lo sabían, todo lo podían, todo lo hacían...
Juanito creó una estrategia adaptativa o contramanipulativa, es decir: un caparazón que le permitiera defenderse de lo que consideraba peligroso y la vez relacionarse con el medio y conseguir ser querido y aceptado. Construyó un personaje de ficción, acorde a lo que él creía le ayudaría a conseguir sus deseos o a no sentir tan duramente la frustración de no poder realizarlos; uno muy bueno, muy eficaz: toda una obra de arte que le ayudaba a relacionarse con su entorno inmediato y a conseguir en parte esa consideración positiva que necesitaba, o al menos, a no sentirse tan mal por no obtenerla. Lentamente y con el paso de los años fue perfeccionado su estrategia, agregándole colorido e identificándose con ese personaje de tal forma que desde entonces lo llama "Yo".
Con el transcurrir del tiempo, 20, 30, 40 o 50 años después, Juanito descubre información nueva que le permite darse cuenta que su forma de concebir, sentir y encarar la vida no es toda la realidad ni la única que existe. Que en el proceso de la formación de su personalidad, la misma que le ha permitido sobrevivir e interactuar con el medio ambiente, perdió o dejó de lado muchos talentos y virtudes y un mundo lleno de posibilidades. Se da cuenta que existen muchas formas de ver, sentir e interpretar la vida. Que cada ser humano la filtra e interpreta de forma distinta y que, sin embargo, comparte con los demás un cierta estructura en común.
Dicha estructura puede diferenciarse dentro de una de las NUEVE formas o estrategias distintas de encarar la vida y lo mejor de todo: descubre que es posible conocer cuál es el personaje, guión o libreto que ha venido representando durante toda la vida; y no sólo reconocerlo sino abrir un abanico enorme de posibilidades: para relacionarse, para actuar y desenvolverse, para responder de forma distinta a como lo ha venido haciendo durante mucho tiempo creyendo erróneamente que esa era la mejor forma de vivir; la única que existía. Recuperando así, la frescura, vitalidad, flexibilidad y espontaneidad en la forma de organizar y responder a la vida. Dicho de otra forma, pasa a ser director de la obra en lugar de ser un mero personaje.
Juanito comienza a darse cuenta que gran parte del sufrimiento que ha experimentado ha sido producto de la desconexión de si mismo, y por no saber quién es en realidad y vivir de acuerdo a una estrategia que en la infancia y en algún momento en especifico resultó de mucha utilidad pero ahora se ha vuelto obsoleta: le restringe, constriñe, encorseta y no le permite respirar. Y además, se da cuenta que la inmensa mayoría de los seres humanos están viviendo de la misma forma: representando un personaje que creen son ellos mismos. Lo cual no le da alegría porque ya sabemos que "mal de muchos es consuelo de tontos".
Entonces Juanito comienza a entender todo el cúmulo de experiencias que conforman su vida desde otra perspectiva y quizá a través de sumergirse en sí mismo, de Auto-conocerse y reconocer su patrón habitual de conducta pueda poco a poco ir despejando el camino y abriéndose hacia nuevas posibilidades de responder y responsabilizarse de sí mismo y de su vida. Puede que se dé cuenta y tome conciencia de que muchas de sus insatisfacciones provienen de responder de la misma forma a situaciones enteramente distintas, en lugar de hacerlo de forma sensible, espontánea y libre...
Tal vez entonces a través de ensayar en su propia vida, cambiar el rumbo, virar un poco... su vida comience a mostrar resultados más enriquecedores... En esas anda Juanito, probando formas alternas de relacionarse, de mirar y concebir el mundo, de sentir, vivir y expresarse.
jorge mendoza
doble personalidad
María palideció al leer la primera plana del periódico matutino,
Una oleada de un frio aturdidor, ascendió por su columna vertebral y se alojo en su corazón
Lentamente su rostro se fue oscureciendo y una ráfaga de locura se adueño de su mente
La conciencia de su doble personalidad, no le alcanzaba para auto perdonarse
Pues si bien estaba preparada, para ver la foto de un hijo muerto, flotando en el rio.
No lo estaba, para ver la foto de ella misma, arrojando el cadáver al agua
Una oleada de un frio aturdidor, ascendió por su columna vertebral y se alojo en su corazón
Lentamente su rostro se fue oscureciendo y una ráfaga de locura se adueño de su mente
La conciencia de su doble personalidad, no le alcanzaba para auto perdonarse
Pues si bien estaba preparada, para ver la foto de un hijo muerto, flotando en el rio.
No lo estaba, para ver la foto de ella misma, arrojando el cadáver al agua
¿Zanahoria, huevo o café?
Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y lo difíciles que le resultaban las cosas. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo:
- "Querida, ¿qué ves?"
-"Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó:
"¿Qué significa ésto, padre?"
El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
"- ¿Cuál eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? ¿Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?
¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.
Y tú, ¿cuál de los tres eres?
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente. Mirando a su hija le dijo:
- "Querida, ¿qué ves?"
-"Zanahorias, huevos y café" fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma. Humildemente la hija preguntó:
"¿Qué significa ésto, padre?"
El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
"- ¿Cuál eres tú?", le preguntó a su hija. "Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? ¿Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido?
¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.
Y tú, ¿cuál de los tres eres?
Jugando al huevo podrido
Los niños han perdido los juegos...y dicen que el Gran Bonete los tiene.
Gran Bonete: ¿Yo Señor? ¡No Señor!
¿Pues, entonces, quién los tiene?
¿Quién tiene la soga o el metro de elástico para saltar? ¿Quién se robó los gritos
de los niños en la tarde jugando a la mancha venenosa, la mancha helada o la
Mancha agachada? ¡Pido gancho, el que me toca es un chancho!
¿Quién les quito a los niños las escondidas? Cuento hasta tres para que alguien
me lo diga: 1, 2 y 3, punto y coma, el que no se escondió se embroma.
¿Quién se llevo el poliladrón, el stop, el quemado y la rayuela?
¿Quién prohibió por decreto el ring raje?
¿Quién se olvido de enseñarles a los niños la ronda, el Alton Pirulero, El Martín
Pescador y el Mantantirurila?
¿Quién escondió las piedritas del tinenti y las bolitas y las chapitas y las figuritas
con brillantinas?
¿Quién encerró a los niños y nos los deja salir a jugar?
Tal vez fue alguien que decidió que lo mejor para un niño es acumular el mayor
cantidad de conocimientos e información y si es posible en inglés.
¿Qué paso con nosotros que si sabíamos abrir la puerta para ir a jugar?
¿Queremos ahora que nuestros hijos sean ante todo inteligentes y sabios, que
hables dos o tres idiomas, que dominen la computación y mejor aún, si son
capaces de conectarse con la Internet.
Me gustaría que no colgáramos en los hombros de los chicos una mochila tan
pesada, llena de palabras y formulas y de la que hemos ido sacando de a poco los
juegos, los cuentos, la poesía, las fantasías, los sueños y la imaginación.
Se debe hacer difícil subir la cuesta de la vida con tanto peso, debe ser muy
difícil caminar si no se lleva guardado en el alma el recuerdo de esa increíble
exploración en bicicleta o la cacería de bichitos de luz en las noches de verano o se
escucha adentro el grito de: ¡Piedra libre para mí y para todos los compañeros!
Reservémonos el tiempo como para algo tan importante como JUGAR y juguemos todos
en el bosque mientras el lobo no está, ¿Lobo esta?
No se olviden de enseñar a sus niños a jugar.
¿Y...? ¿Qué esperan para formar equipos? Vamos, Piza Pizuela color de
ciruela, via via o este pie, no hay de menta ni de rosa para mi querida esposa, que se
llama Doña Rosa y que vive en Men- do-za.
domingo, 24 de octubre de 2010
Una pequeña fábula
¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.
Franz kafka
El sueño del rey
-Ahora está soñando. ¿Con quién sueña? ¿Lo sabes?
-Nadie lo sabe. -Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti?
-No lo sé.
-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.
-Nadie lo sabe. -Sueña contigo. Y si dejara de soñar, ¿qué sería de ti?
-No lo sé.
-Desaparecerías. Eres una figura de su sueño. Si se despertara ese Rey te apagarías como una vela.
Lewis Carroll
El espejo chino
Un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.
Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.
La mujer le dio el espejo y le dijo:
-Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.
La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:
-No tienes de qué preocuparte, es una vieja.
Anónimo
Cruce
Cruzaba la calle cuando comprendió que no le importaba llegar al otro lado.
Arturo Pérez Reverte
El juego y los niños
Como todos sabemos, la vida, en la actualidad, está sometida a muchas presiones: sociales, familiares, religiosas, económicas…
La importancia del crecimiento de los niños (que es fundamental para tener una adultez feliz) se ve afectada desde muy temprana edad, por las exigencias extraescolares que suelen quitarles mucho tiempo para compartir con sus compañeros. Suelen ir a clases de natación, inglés, música, catequesis, etc. que son muy necesarias, pero lo mantienen todo el día ocupado, sin ratos libres.
Todo esto hace que no tengan tiempo suficiente para jugar con sus amigos, libremente, según su propia imaginación; por lo tanto, se van aislando, situación que se agrava con el acceso a juegos on-line, los juegos electrónicos, (la PlayStation) con los que se entretienen muchas horas por día, en lugar de hacer deporte al aire libre, por ejemplo.
Compartir un partido de tenis, de fútbol, salir a remar, o a correr, participar de torneos intercolegiales y de distintas competencias los acostumbra a formar equipos a ayudarse mutuamente, a aprender a ganar y a perder.
Compartir un partido de tenis, de fútbol, salir a remar, o a correr, participar de torneos intercolegiales y de distintas competencias los acostumbra a formar equipos a ayudarse mutuamente, a aprender a ganar y a perder.
Es sabido y está demostrado que la naturaleza del niño tiende siempre al juego. Cuando este falta, se aburren, no están contentos y no tienen ganas de hacer cosas distintas. La computadora los atrapa, los aísla, los deja en soledad.: pasan muchas horas chateando, sentados, inactivos, con lo cual además tienden a aumentar de peso, que es uno de los problemas que sufren los hombres actualmente. Lo opuesto a esto lo da el juego.
Isaac Assimov en "Cómo se divertían" plantea la nostalgia que siente la protagonista al pensar en tiempos muy lejanos, cuando los chicos jugaban en la escuela y compartían estudios, maestros y actividades. Ella se enfrenta siempre a la fría computadora.
Por eso, crear situaciones de juego es fundamental, para integrarlos, sobre todo a aquellos que son tímidos, por ejemplo, con las actividades que los hacen entrar en contacto físico, como el juego de la silla y el de la lona.
Butler, en su libro Principios y métodos de recreación para los niños afirma que "con el juego los niños expresan sus ideas, sus deseos, comienzan a practicar para su vida de adulto y se preparan para el futuro, como, por ejemplo, cuando las niñas juegan a ser madres, y los chicos, a ser futbolistas, bomberos, policías o astronautas".
El juego grupal hace que interactúen, se conozcan, se respeten, aprendan valores, reconozcan las virtudes y defectos de los otros y los propios; el juego los estimula a superarse y aprenden por medio de é:l a veces serán líderes positivos o negativos, otras, chivos expiatorios, otras simples colaboradores. Y esto los fortalece.
Por eso y como conclusión, el niño debe tener tiempo para jugar, para compartir con su familia y sobre todo, jugar con sus compañeros. La escuela puede ayudarlos realizando actividades al aire libre, campamentos, guitarreadas...
Debemos evitar llenarlos de actividades que los cansan y permitirles que disfruten y se integren libremente.
El elefante encadenado
Cuando yo era chico me encantaban los circos y lo que mas me gustaba de los circos eran los animales. También a mí, como a otros, después me enteré que me llamaba la atención el elefante.
Durante la función la enorme bestia hacia despliegue de su peso tamaño y fuerza descomunal...pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente : ¿ Qué lo mantiene entonces ¿Por qué no huye?
Cuando tenía cinco o seis años yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia :
Si está amaestrado ¿Por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.
Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca...y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta : EL ELEFANTE DEL CIRCO NO ESCAPA PORQUE HA ESTADO ATADO A UNA ESTACA PARECIDA DESDE QUE ERA MUY, MUY PEQUEÑO.
Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca.
Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar y también al otro y al que le seguía....Hasta
que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree - pobre - que NO PUEDE.
El tiene el registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás...jamás....intentó poner a prueba su fuerza otra vez.
Vivimos creyendo que un montón de cosas "no podemos" simplemente porque alguna vez, antes, cuando éramos chiquitos, alguna vez probamos y no pudimos. Hicimos entonces, lo del elefante : grabamos en nuestro recuerdo: NO PUEDO....NO PUEDO Y NUNCA PODRE. Hemos crecido portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar.
Cuando mucho, de vez en cuando sentimos los grilletes, hacemos sonar las cadenas o miramos de reojo la estaca y confirmamos el estigma : " NO PUEDO Y NUNCA PODRE " Vivimos condicionados por el recuerdo de otros, que ya no somos y no pudieron.
Tu única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón.....TODO TU CORAZON".
Jorge Bucay (Recuentos para Demián)
Armando al mundo
Había una vez un niño que tenía un padre muy muy ocupado. El hombre era físico y pasaba todo el día adentro de su laboratorio. El chico, aburrido fue a pedirle que le de algo para hacer, que le muestre algo entretenido. Entonces el padre para sacárselo de encima. Agarro una hoja de revista en la que había un mapa del mundo y la rompió en muchos pedazos.
Pensando que con eso el chico iba a estar ocupado por mucho tiempo le dijo; “Acá tenes un rompecabezas, ármalo. A los cinco minutos el niño volvió con el mapa armado. El padre sorprendido le pregunto como lo hizo. A lo que el niño respondió; “era demasiado difícil armar la figura del mundo, pero dando vuelta los recortes encontré que había un dibujo de una persona del otro lado de la hoja. Entonces me dedique a armar la foto de la persona y cuando termine de reparar al hombre, sin saberlo comprendí que había reparado al mundo.
La parabola del caballo
Un campesino que enfrentaba muchas dificultades poseía algunos caballos que lo ayudaban en los trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los mejores caballos había caído en un viejo pozo abandonado. Era muy profundo, y resultaría extremadamente difícil sacarlo de allí.
El campesino fue rápidamente al lugar del accidente y evaluó la situación, dándose cuenta de que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el costo del rescate, concluyó que no valía la pena, y pidió al capataz que sacrificara al caballo tirando tierra al pozo hasta enterrarlo. Y así se hizo.
A medida que la tierra le caía encima, el animal la sacudía. Esta se acumuló poco a poco en el fondo del pozo, permitiéndole subir. Los hombres se dieron cuenta de que el caballo no se dejaba enterrar sino que, al contrario, estaba subiendo, hasta que finalmente consiguió salir del socavón.
Si está "allá abajo", sintiéndose poco valorado, y si los otros le lanzan la tierra de la incomprensión, del egoísmo o de la falta de apoyo, recuerde al caballo de esta historia. No acepte la tierra que tiraron sobre usted, sacúdala y suba sobre ella. Cuanta más tierra tiren, mas iras subiendo, subiendo, subiendo…
Nos acostumbramos...
A vivir en nuestra casa y a no tener otra vista que no sea las ventanas de alrededor.
Y como estamos acostumbrados a no tener vista, luego nos acostumbramos a no mirar para afuera.
Y como no miramos para afuera luego nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas.
Y porque no abrimos completamente las cortinas luego nos acostumbramos a encender más temprano la luz.
Y a medida que nos acostumbramos, olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos la amplitud.
Nos acostumbramos...
A despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde.
A tomar café corriendo porque estamos atrasados.
A comer un sándwich porque no da tiempo para comer a gusto.
A salir del trabajo porque ya es la tarde.
A cenar rápido y dormir con el estómago pesado sin haber vivido el día.
Nos acostumbramos...
A esperar el día entero y oír en el teléfono: "hoy no puedo ir".
A sonreír para las personas sin recibir una sonrisa de vuelta.
A ser ignorados cuando precisábamos tanto ser vistos.
Si el trabajo está duro, nos consolamos pensando en el fin de semana.
Y peor aún, hacemos pesado nuestro trabajo, y a los demás, viviendo en las críticas destructivas y en la siembra de la discordia hablando negatividad y todavía sin argumento alguno.
Y si el fin de semana no hay mucho que hacer vamos a dormir temprano y nos acostumbramos a quedar satisfechos porque siempre tenemos sueño atrasado.
Nos acostumbramos a ahorrar vida que, de poco a poquito, igual se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados, nos perdimos de vivir.
Y como estamos acostumbrados a no tener vista, luego nos acostumbramos a no mirar para afuera.
Y como no miramos para afuera luego nos acostumbramos a no abrir del todo las cortinas.
Y porque no abrimos completamente las cortinas luego nos acostumbramos a encender más temprano la luz.
Y a medida que nos acostumbramos, olvidamos el sol, olvidamos el aire, olvidamos la amplitud.
Nos acostumbramos...
A despertar sobresaltados porque se nos hizo tarde.
A tomar café corriendo porque estamos atrasados.
A comer un sándwich porque no da tiempo para comer a gusto.
A salir del trabajo porque ya es la tarde.
A cenar rápido y dormir con el estómago pesado sin haber vivido el día.
Nos acostumbramos...
A esperar el día entero y oír en el teléfono: "hoy no puedo ir".
A sonreír para las personas sin recibir una sonrisa de vuelta.
A ser ignorados cuando precisábamos tanto ser vistos.
Si el trabajo está duro, nos consolamos pensando en el fin de semana.
Y peor aún, hacemos pesado nuestro trabajo, y a los demás, viviendo en las críticas destructivas y en la siembra de la discordia hablando negatividad y todavía sin argumento alguno.
Y si el fin de semana no hay mucho que hacer vamos a dormir temprano y nos acostumbramos a quedar satisfechos porque siempre tenemos sueño atrasado.
Nos acostumbramos a ahorrar vida que, de poco a poquito, igual se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados, nos perdimos de vivir.
Alguien dijo:
"La muerte está tan segura de su victoria que nos da toda una vida de ventaja"
No nos acostumbremos y aprovechemos este año viviendo la vida con intensidad!!
No nos acostumbremos y aprovechemos este año viviendo la vida con intensidad!!
La maestra y el corcho
Hace años, un inspector de enseñanza visitó una escuela de educación primaria. En su recorrido observó algo que le llamó poderosamente la atención: una maestra estaba atrincherada detrás de su escritorio, los alumnos estaban en desorden; el cuadro era caótico.
Decidió presentarse:
- Con permiso, soy el supervisor de turno... ¿algún problema?- Estoy abrumada señor, no sé qué hacer con estos chicos... No tengo láminas, el ministerio no me manda material didáctico, no tengo nada nuevo que mostrarles ni qué decirles... El supervisor, que era un educador de alma, vio un corcho en el desordenado escritorio. Lo cogió y con aplomo se dirigió a los chicos:
- ¿Qué es esto?- Un corcho señor... gritaron los alumnos sorprendidos- Bien, ¿De dónde sale el corcho?- De la botella señor. Lo coloca una máquina..., del alcornoque, de un árbol.... de la madera..., respondían animosos los niños.- ¿Y qué se puede hacer con madera?, continuaba entusiasta el docente - Sillas..., una mesa..., un barco... - Bien, tenemos un barco. ¿Quién lo dibuja? ¿Quién hace un mapa en la pizarra y coloca el puerto más cercano para nuestro barquito? Escribid a qué provincia pertenece. ¿Y cuál es el otro puerto más cercano? ¿A qué país corresponde? ¿Qué poeta conoceis que nació allí? ¿Qué produce esta región? ¿Alguien recuerda una canción de este lugar? Y comenzó una tarea de geografía, de historia, de música, economía, literatura, religión, etc.
La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:- Señor, nunca olvidaré lo que me ha enseñado hoy. Muchas Gracias.
La maestra quedó impresionada. Al terminar la clase le dijo conmovida:- Señor, nunca olvidaré lo que me ha enseñado hoy. Muchas Gracias.
Pasó el tiempo. El inspector volvió a la escuela y buscó a la maestra. Estaba acurrucada detrás de su escritorio, los alumnos otra vez en total desorden...- Señorita... ¿Qué pasó? ¿No se acuerda de mí?- Sí señor, ¡cómo olvidarme! Qué suerte que volvió. No encuentro el corcho ¿Dónde lo dejó?
El crédito de cada día
Imagínate que existe un banco que cada mañana acredita en tu cuenta la suma de 86400$. No arrastra tu saldo día a día. Cada noche borra cualquier cantidad de tu saldo que no usaste durante el día. ¿Qué harías? Retirar hasta el último centavo, por supuesto! Cada uno de nosotros tiene ese banco. Su nombre es ITMEPO. Cada mañana este banco te acredita 86400 segundos. Cada noche, este banco borra y da como pérdida cualquier cantidad de este crédito que no hayas invertido en un buen propósito. Este banco no arrastra saldos, ni permite sobregiros. Cada día te abre una nueva cuenta. Cada noche elimina los saldos del día. Si no usas tus depósitos en el día, la pérdida es tuya. No se puede dar marcha atrás, no existen los giros a cuenta del depósito de mañana. Debes vivir en el presente con los depósitos de hoy. Invertir con el fin de conseguir lo mejor en salud, felicidad y éxito. El reloj sigue en marcha: consigue lo máximo del día. Para entender el valor de un año pregúntale a un estudiante que perdió el año de estudios. Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que alumbró a un bebé prematuro. Para entender el valor de la semana, pregúntale al editor de un seminario. Para entender el valor de una hora pregúntale a los amantes que esperan encontrarse. Para entender el valor de un minuto pregúntale a una persona que perdió el tren para entender el valor de un segundo pregúntale a una persona que evitó un accidente. Para entender el valor de una milésima de segundo pregúntale a la persona que ganó la medalla de plata en las olimpíadas. Recuerda que el tiempo no espera a nadie; ayer es historia, mañana es misterio y hoy es un regalo. Por eso se llama PRESENTE.
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